Lembrar Almudena Grandes
Na morte de Almudena Grandes, recorda-se a literatura e a marca que nela deixou, mas igualmente o riso, as lutas e a dedicação aos que a rodearam.
A escritora espanhola Almudena Grandes morreu no final de Novembro, deixando uma obra ímpar e convocando várias vozes para a sua despedida. Uma dessas vozes – entre as tantas que deixaram testemunho da memória da escritora em jornais e revistas – foi a de Fernando Valls. O crítico literário e amigo de Almudena Grandes assinou, no Info Libre, um obituário que foge ao registo cronológico da biografia e ao simples lamento, preferindo recordar a escritora e deixar registo daquilo que com ela partilhou:
«Me quedo ahora con la imagen de la Almudena conversadora, risueña, simpática a más no poder, inteligente y luchadora, situada al lado de las víctimas, cariñosa. Pero también con su colección de figuras de mujeres gordas (ha confesado que le gustaba mucho comer y que llevaba a dieta desde los 15 años), sus fervores colchoneros y albicelestes, la bandera republicana a la vista y el gato Negrín pululando por su casa, todo lo cual completa una imagen que quizá sea casi certera. En las veces que coincidí con ella en Madrid (recuerdo un paseo reciente desde Alonso Martínez a la sede del Cervantes, donde la saludaron o pararon en infinidad de ocasiones), en El Puerto de Santa María o Jerez, en mi propia Universidad o en el Grand Séminaire de Neuchâtel, el congreso que Irene Andres-Suárez dedicó al conjunto de su obra, encandiló a todos los concurrentes, fueran amigos, alumnos o profesores. Se la echará de menos, ya sea en Madrid, en el mercado de Barceló, cercano a su casa, en la playa de Punta Candor de Rota, ya en todas las muestras futuras de solidaridad con las víctimas que se convoquen, en las que ella nunca falló. Esa persona poliédrica, comprometida, así como la gran escritora que me dedicó Las tres bodas de Manolita (2014) afirmando que “la felicidad es una manera de resistir”, esa es mi Almudena, a quien recordaré y seguiré leyendo siempre.»