Jorge Herralde e a Anagrama
Um dos mais conhecidos editores espanhóis da segunda metade do século XX revela-se através dos seus papéis, aqui lidos e comentados por Rafael Narbona, no El Cultural.
No El Cultural, um artigo de Rafael Narbona dá conta da publicação de Los Papeles de Herralde, livro editado por Jordi Gracia para a mesma Anagrama criada por Jorge Herralde, um dos mais conhecidos editores espanhóis da segunda metade século XX. Cartas, anotações e documentos diversos traçam a história da editora, mas revelam sobretudo as muitas facetas do seu editor, compondo o conjunto um intenso retrato da actividade editorial e livreira espanhola. Um excerto dá conta do tanto que mudou ao longo das décadas, entre o franquismo e a democracia:
«En sus inicios, Anagrama apostó por el ensayo de carácter político y por malditos como Pasolini. La dictadura responderá con secuestros, multas y amenazas. Herralde no se considera un empresario, sino un hombre con una misión: “poner en marcha una editorial como Anagrama, lo único que podía dar sentido a mi vida. Suena muy rimbombante, sorry”. Esa convicción no admite tibiezas e implica conflictos. Herralde intercambiará con la prensa ironías, matices y sarcasmos, enredándose en una relación sadomasoquista. Alega que solo es “defensa propia”, pero se advierte cierto fervor de cruzado.
La Transición acabó con el éxito del ensayo político. En la recién nacida democracia, el ardor revolucionario no soportó la confrontación con lo posible. Se pasó del compromiso al desencanto y enseguida se desembocó en el hedonismo. Los lectores ya no querían libros de Lenin, sino de Patricia Highsmith, lo cual evidencia que habían madurado. Herralde captó el cambio y saltó de Mao Zedong a Jane y Paul Bowles, Thomas Bernhard y Joseph Roth. Solo se mantuvo fiel a la contracultura, quizás por una íntima y estrecha compenetración con el espíritu gamberro, insolente y descarado de Bukowski, Patti Smith o Brautigan, autor de La máquina de follar.»
Nascido em 1935, Jorge Herralde criou e dirigiu a Anagrama, mantendo-se no seu leme até 2017, altura em que cedeu o posto a Silvia Sesé. As polémicas em que se viu envolvido ao longo dos anos, com autores, jornalistas ou agentes literários, ajudaram a cimentar a imagem de uma figura tão grandiosa como temida. Como diz Rafael Narbona, «“No es posible reinar y ser inocente”, afirmó Saint-Just. No me parece disparatado afirmar lo mismo de la edición, otro reino donde ostentar un cetro siempre conlleva el riesgo de cometer graves errores de apreciación, como le sucedió a Virginia Woolf con el Ulises de Joyce. Al margen de polémicas, Herralde será recordado por ser uno de los grandes editores del ámbito hispanohablante.»